Hubo una rosa anterior a todas las rosas
que tenía pétalos de terciopelo cuando el terciopelo no
existía
y ya exhalaba el aroma que luego todos reconocerían como
olor a rosas
Nadie, ni siquiera ella, sabía que era una rosa.
Un día llegaron al país otras flores extranjeras,
algunas vistosas, de muchos colores,
otras más pequeñas y discretas.
Nuestra rosa que aún no sabía que lo era
se quedó entre todas aquellas flores
generosa, les indicó donde plantar sus raíces más
profundas,
dónde extender sus hojas más jugosas
para aprovechar el rocío de la mañana
y dónde convenía no colocarse
si no quería quedar una achicharrada
con el sol del medíodía.
Las flores recién llegadas enseguida se aclimataron
siguiendo tan buenos consejos
echaron raíces fuertes
y estallaron en mil colores y aromas
que hicieron el lugar más alegre y entretenido
La rosa estaba contentísima de formar parte
de un rosal fuerte en que se estaba tan a gustito,
parecía una más, sin embargo,
todas y cada una de las flores que habían llegado tras
tan largo viaje,
sabían que, en el fondo, aquella no era una rosa
cualquiera
ella era la rosa primera,
la que abrió el camino.
la rosa que perdura.
Gracias, Ana García Sánchez, la mejor versíón de nosotras
Junio 2016